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Hombre y EspueLa: Tradición y Cultura de La Comuna de Linares

  • Imagen del monumento Hombre y EspueLa: Tradición y Cultura De La Comuna De Linares
Dedicado A: 
Bicentenario De Chile
Localización: 
Maule, Linares, Linares
Dirección: 
Alameda Valentín Letelier con Chacabuco
Referencia Localización: 
Alameda Valentín Letelier con Chacabuco
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Escultura
Mandante: 
Gobierno Regional Del Maule
Fecha de Inauguración: 
01/06/2010

El Monumento Hombre y Espuela: Tradición y Cultura de la Comuna de Linares está ubicado en la intersección de la avenida Alameda Valentín Letelier con Chacabuco, en la ciudad de Linares. Fue inaugurado el 2010, por solicitud del Gobierno regional del Maule, en el marco de las actividades de celebración del Bicentenario de la reunión de la Primera Junta Nacional de Gobierno del país en 1810. La escultura es una gran espuela que rodea a cinco figuras humanas que representan la complementariedad de las labores agrícolas y urbanas. Junto con la montura, las riendas, las botas, la cabezada y el freno, las espuelas forman parte del apero del huaso chileno. Inicialmente introducidos por los españoles, el desarrollo de la herrería, la talla de madera y la talabartería nacional conforman, a juicio de Gregory Ortega, un “legado destacable dentro de nuestra cultura popular, ya que son el reflejo del gusto estético de un período de nuestra historia, patente en las transformaciones formales de los objetos a través del tiempo” (p. 9). El auge del apero del huaso y, sobre todo, las variaciones estéticas y funcionales de las espuelas serán a partir de la expansión por el Valle Central de las grandes haciendas ganaderas y el auge de la economía agricultora en el siglo XVII. El aumento de la demanda del trigo y la expansión de formas de tenencias de tierras como el inquilinato favorecieron que la cultura ecuestre se expandiera por el territorio del Valle Central.

La espuela está compuesta de cinco elementos: el asta, que corresponde a un arco de metal que rodea al talón, donde va ajustada la talonera, una pieza de cuero que permite que la espuela se sostenga en el tobillo del jinete. El pihuelo, el vástago de metal que sirve para sostener la horquilla de metal. La rodaja, que corresponde a la pequeña rodaja de metal, con púas que le dan un sello distintivo a la espuela chilena, variando en tamaños y formas. Los clavillos del castillejo, que corresponden a los pequeños clavos ubicados en la base del pihuelo, cuya función es de carácter ornamental. Finalmente, el eje, que atraviesa el rodaje y permite que esta rote al efectuarse movimientos de los talones. Según Tomás Lago, en su libro El huaso, las grandes espuelas chilenas son de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, como efecto del auge de la economía ganadera que relevó al siglo del trigo y que fue favorecido por el reordenamiento administrativo de los virreinatos coloniales y la apertura de los mercados de minas de Potosí a la demanda de sebo, cueros y charqui. Es en torno a estos siglos que las espuelas chilenas van tomando su forma distintiva y reconocible.