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Biblioteca Nacional

Otras denominaciones: 
Biblioteca Nacional, Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos
Decretos: 
Localización: 
Metropolitana de Santiago, Santiago, Santiago
Dirección: 
Avenida Libertador Bernardo O'Higgins 651
Categoría: 
Monumentos Históricos
Tipología: 
  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Cultural

La Biblioteca Nacional se encuentra emplazada en un edificio ubicado en la vereda norte de la Alameda Libertador Bernardo O’Higgins N°651, entre las calles Mac Iver y Miraflores, al costado poniente del cerro Santa Lucía y de la Plaza Benjamín Vicuña Mackenna, en el centro de la ciudad de Santiago, Región Metropolitana. Es el principal centro bibliográfico del país y fue fundada como una de las primeras instituciones de la República de Chile. El 19 de agosto de 1813, los miembros de la Junta de Gobierno publicaron en El Monitor Araucano la Proclama de Fundación de la Biblioteca Nacional. Firmaron el documento Francisco Antonio Pérez, Agustín Manuel Eyzaguirre y Juan Egaña. Una de las primeras tareas de la Biblioteca Nacional fue recoger la erogación de libros que los vecinos de Santiago y de otras ciudades comenzaron a hacer efectiva. Esta labor se vio interrumpida por los acontecimientos derivados de la derrota de la República en Rancagua, pero fue retomada apenas Chile fue liberado del poder español.

La decisión de Bernardo O'Higgins permitió consolidar los pasos iniciales que daba la joven biblioteca, disponiendo el traspaso de las antiguas colecciones que habían pertenecido a los jesuitas y que se encontraban en la Universidad de San Felipe. Asimismo, O'Higgins nombró director a Manuel de Salas quien, apoyado por fray Camilo Henríquez, comprometió todo su esfuerzo y voluntad para incrementar las colecciones de la naciente biblioteca. En 1820 se creó el Depósito Legal, que obligaba a las imprentas a dejar en la Biblioteca Nacional una copia de cada libro, revista o periódico publicado. Esta reglamentación se perfeccionó en 1834 con la Ley de Propiedad Literaria, que sentó las bases para el continuo enriquecimiento de los fondos de la institución. Durante el siglo XIX, la Biblioteca Nacional cimentó el núcleo de su fondo bibliográfico a partir de la donación o adquisición de sus primeras colecciones.

Entre ellas destacan, los incunables, la biblioteca de los jesuitas, la biblioteca Egaña, la biblioteca de Benjamín Vicuña Mackenna, la biblioteca de Andrés Bello, las bibliotecas de Claudio Gay y de monseñor José Ignacio Víctor Eyzaguirre. Algunos de estos ejemplares conforman un tesoro bibliográfico de indiscutido valor. Bajo la tutela de la Universidad de Chile desde 1852, la Biblioteca Nacional pasó a depender en 1879 del recientemente creado Consejo de Instrucción Pública. Durante este período se realizaron múltiples iniciativas tendientes a ordenar el inmenso material acumulado por la Biblioteca en el curso de los años precedentes.

En 1854 se creó el primer catálogo impreso de los libros de la Biblioteca Nacional, el que se fue ampliando con los años a nuevas colecciones; en 1861 se creó la Sección de Manuscritos a partir del material recibido de los juzgados; en 1871 se realizó la primera Estadística bibliográfica de la literatura chilena y en 1886, ya instalada en un nuevo edificio, se inició la publicación del Anuario de la Prensa Chilena. En las primeras décadas del siglo XX, la Biblioteca Nacional acrecentó sus fondos con valiosas colecciones que la convirtieron en una de las más importantes de Hispanoamérica. Entre las principales, destacan la biblioteca americana Diego Barros Arana; la biblioteca americana José Toribio Medina; la colección Matta Vial; el fondo bibliográfico Raúl Silva Castro; la biblioteca Guillermo Feliú Cruz y la biblioteca Antonio Doddis.

En 1925, la Biblioteca Nacional se trasladó a su actual emplazamiento en el centro de Santiago, creándose el Archivo Nacional como institución independiente. Considerando el edificio dónde se encuentra el día de hoy, la Biblioteca Nacional estuvo en cinco sedes diferentes. La construcción del edificio actual se inició en el año 1913, en los terrenos que hasta entonces había ocupado el Convento de las Monjas Claras y su iglesia, emplazados en la manzana comprendida por las actuales calles Avenida Libertador Bernardo O'Higgins, Mac-Iver, Moneda y Miraflores. La nueva edificación fue diseñada por el arquitecto chileno Gustavo García del Postigo, quien organizó la planta al modo de una cruz de Malta, concebida para reunir bajo un mismo techo a la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional y el Museo Histórico Nacional.

Mientras que el ala oriente fue destinada a este último, la poniente, en cambio, donde se ubicaría el Archivo, nunca llegó a construirse y su lugar permanece ocupado hasta el día de hoy por jardines. Los volúmenes del edificio se inscriben dentro del estilo neoclásico característico de la arquitectura pública de principios del siglo XX. El edificio fue uno de los primeros en Chile en ser construido en hormigón armado desde sus cimientos, lo que explica en buena parte su excelente estado de conservación, pese a los varios terremotos que ha debido soportar. Un recorrido por el recinto basta para comprobar que, entre los edificios públicos, "ninguno tuvo mejores terminaciones" (Laborde, Miguel. Lugares con historia, pág. 115): los materiales fueron escogidos con criterio exigente, la mayoría de ellos de fabricación nacional, desde el cemento utilizado en el hormigón, proveniente de la fábrica El Melón, hasta el parquet de los suelos.

Este edificio fue declarado Monumento Histórico en el año 1976. El depósito legal fue reforzado en 1925 con la nueva Ley de Registro de Propiedad Intelectual y la creación de la Visitación de Imprentas. Este reordenamiento tuvo como corolario la creación de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) en 1929, bajo cuya autoridad quedaron la Biblioteca Nacional, los museos y centros bibliográficos del país. En la década de los sesenta, la Biblioteca Nacional inició la generación de publicaciones como la Revista Mapocho, que recoge la reflexión y producción en el campo de las letras, así como de obras relevantes de escritores chilenos.

Esto se complementa con el apoyo a la investigación, concretado en 1990 con la creación del Centro de Investigaciones Barros Arana que impulsa la publicación de investigadores nacionales. En la actualidad, la Biblioteca Nacional, consciente de la misión de rescatar, preservar y difundir nuestro patrimonio bibliográfico, ha dado un nuevo paso incorporando las nuevas tecnologías para satisfacer los requerimientos de todos los lectores. Así, en el 2003 se inauguró el portal de contenidos culturales y biblioteca virtual Memoria Chilena, que permite dar acceso a los diversos materiales que preserva Biblioteca Nacional de Chile.