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Locomotora Ferrocarril

  • Imagen del monumento Locomotora Ferrocarril
  • Imagen del monumento Locomotora Ferrocarril
Localización: 
Atacama, Copiapó, Copiapó
Dirección: 
Avda. Juan martinez con Batallón de Atacama
Referencia Localización: 
Avda. Juan martinez con Batallón de Atacama
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Locomotora

A las afueras del Museo de Sitio Estación de Copiapó, en la intersección de las avenidas Juan Martínez con Batallones de Atacama, se emplaza este monumento a los ferrocarriles mineros. Se trata de una locomotora de fierro pintada de negro, rojo y blanco, sobre rieles metálicos y durmientes de madera, que a su vez se encuentra encima de una base de concreto. Conmemora al primer ferrocarril de Sudamérica, que hizo su primera marcha experimental el 25 de diciembre de 1851 entre Copiapó y Caldera, sobre rieles ingleses y durmientes de roble chileno. Los antecedentes de esta obra de ingeniería y transporte se remontan a los esfuerzos del relojero y empresario porteño Juan Mouat, quien en 1848 obtuvo la concesión del gobierno de Manuel Bulnes para la construcción del ferrocarril Copiapó-Caldera y que por diversos motivos fracasó en su empresa. El siguiente adjudicatario fue el empresario estadounidense William Weelwright, quien inició su construcción con el capital de doce inversionistas, entre los que contaban Candelaria Goyenechea de Gallo y Agustín Edwards Ossandón.

Si bien el origen de este ferrocarril es la extracción del recurso minero que el descubrimiento de Chañarcillo en 1832 había impulsado en la región, también promovió la modernización e industrialización de la región de Atacama. Merced al pensamiento ingenieril de Weelwright, se instaló un sistema de destilación de agua para el consumo humano y una red de alumbrado público a gas en Copiapó. Hacia la década del 1900, este ferrocarril pasó a manos del Estado, incorporándose a la red longitudinal norte. Indudablemente fue un precedente para la construcción de ferrocarriles a lo largo de todo Chile. En el norte, las provincias de Antofagasta, Tarapacá y Arica, anexadas luego de la guerra de 1879, fueron fundamentales para la industria del salitre. Y paralelo a la guerra de ocupación de la Araucanía, se extendió el ferrocarril hacia el sur que, junto con el telégrafo, determinaron la constitución de los centros urbanos al sur del río Biobío.