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Mujer Pampina

  • Imagen del monumento Mujer Pampina
  • Imagen del monumento Mujer Pampina
Dedicado A: 
Mujer Pampina
Localización: 
Tarapacá, Tamarugal, Pozo Almonte
Dirección: 
Plaza Los Pampinitos. Calle Libertad con Buen retiro
Referencia Localización: 
Plaza Los Pampinitos. Calle Libertad con Buen retiro
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Escultura

En la plaza Los Pampinitos de Pozo Almonte, situada en la esquina de las calles Libertad con Buen Retiro, se encuentra este monumento a la mujer pampina. Consiste en una escultura de yeso que representa a una mujer con sus dos niños, uno en sus brazos y el otro de la mano junto a su auto de juguete, sobre una base de cemento que en cada una de sus cuatro caras tiene un sobre relieve con la figura de un ramo de flores. Tanto el plinto como las figuras humanas están pintados con colores de tierra, en un estilo realista que representa la época del auge salitrero en el norte grande. Conmemora a las mujeres pampinas, esposas, hijas o hermanas de trabajadores salitreros, que habitaron las oficinas mineras en las regiones de Tarapacá y Antofagasta, con posterioridad a la guerra del Pacífico (1789-1883), también llamada guerra del salitre porque los intereses económicos por este mineral fueron una de las principales causas del conflicto. La industria salitrera en nuestro país se extendió por casi medio siglo, entre aproximadamente 1880 y 1930. Tuvo sus antecedentes en la época colonial, pues los españoles lo explotaban para la fabricación de explosivos.

Tras la anexión a Chile de las provincias peruanas de Arica y Tarapacá y del departamento boliviano del litoral, actual región de Antofagasta, la explotación del recurso se concentró en capitales ingleses, fundamentalmente del señor John Thomas North, y el Estado chileno participaba sólo en la recaudación de impuestos. El auge de esta industria trajo consigo un movimiento demográfico importante. Miles de personas de todo el territorio chileno, pero también de los vecinos países, dejaron sus lugares de origen y se instalaron en las oficinas salitreras de las pampas del norte grande. Los puertos y ferrocarriles articularon la extracción del mineral. En las oficinas, las condiciones de trabajo eran durísimas: largas jornadas, castigos y el pago en fichas que sólo se podían canjear en las pulperías de las mismas oficinas. Las familias obreras realizaron diversas huelgas y manifestaciones para mejorar sus condiciones de vida, pero todas fueron reprimidas con violencia por el ejército chileno. El episodio más recordado es la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, en 1907, donde murieron miles de hombres, mujeres y niños de la pampa salitrera, por fuerzas militares al mando del general Roberto Silva Renard. A fines de la Primera Guerra Mundial, con el desarrollo del salitre sintético, la industria del salitre natural comenzó su declive. Pero no fue sino hasta la década de 1930 que las oficinas comenzaron a cerrar, los capitales ingleses migraron hacia otros territorios y las familias trabajadoras tuvieron que instalarse en las grandes ciudades. Cientos de oficinas salitreras quedaron vacías y hasta el día de hoy permanecen sus ruinas como testimonio de otra época en la inmensidad del desierto.