
Los fósiles son registros dejados por antiguas formas de vida, que habitaron hace miles a millones de años atrás. El registro fósil de dinosaurios contiene dos tipos de información: uno es la fosilización de las partes duras (y más duraderas) del esqueleto (dientes, impresiones de la piel), y en segundo lugar la evidencia de actividad en vida, representado por trazas fósiles (huellas, nidos).
Ambos tipos de restos son complementarios; el primero representa la evidencia de la anatomía y, el segundo, nos da claves para interpretar el comportamiento y hábitos de estos organismos. Usando las dos piezas de evidencia podemos entender a los dinosaurios como organismos vivos.