- Inmueble
- Equipamiento
- Salud (Hospitalaria o de Asistencia)
En el borde costero del hospital Ernesto Torres Galdámez y colindante con el desierto. Se sitúa uno de los conjuntos públicos y religiosos más antiguos de la ciudad de Iquique; la capilla y la glorieta de San Luis de Iquique.
La historia de ambos edificios es extensa y tiene su origen a mediados del siglo XIX como un importante centro de salud en donde médicos y auxiliares practicaron cirugías menores y tratamiento de enfermedades venéreas. En la capilla en cambio, numerosas ceremonias y momentos de oración y reflexión tuvieron lugar. Atestiguando con ello el fuerte lazo existente en la época entre los quehaceres religiosos y de salud pública.
Durante la revolución civil de 1891 entre presidencialistas y parlamentaristas. La capilla y la glorieta fueron ocupadas y utilizadas como cuartel de artillería por las tropas leales a Balmaceda (1). Cuales se atrincheraron en estos edificios, entre otros, antes de su derrota.
Posterior a la revolución y con la instauración del nuevo orden parlamentarista, la capilla y la glorieta son desarmadas y reconstruidas en el sector costero de la ciudad junto al nuevo complejo médico de San Luis (2).
El nuevo hospital es administrado hasta 1930 por la orden de las monjas francesas de San José de Cluny. Seis años más tarde del término de la tuición de las monjas francesas, el gobierno central y nuevamente presidencialista, en conjunto con el regional. Toman la decisión de modernizar al centro de salud. Así, las viejas instalaciones de madera son remplazadas por el hormigón reforzado, el vidrio y la cerámica; y como resultado nace el actual hospital regional, cual más tarde en el año 1972, recibiría el nombre de Hospital Ernesto Torres Galdámez.
Actualmente, el hospital, la capilla y la glorieta de San Luis poseen el reconocimiento de Monumento Nacional desde 1982, por el mérito de permitir a los investigadores observar y analizar los primeros avances infraestructurales logrados por la riqueza de la explotación del salitre, primero en manos peruanas y luego en manos chilenas; por atestiguar el periodo de industrialización de las primeras décadas del siglo XX en Chile; por ser además, espacios referenciales de numerosas microhistorias y anécdotas, como el paso de numerosos mártires y héroes nacionales como Ignacio Serrano, el sargento 2do Juan de Dios Aldea y el mismo Arturo Prat Chacón; y por ser un hito que nos permite acudir a la historia y a la herencia cultural de la ciudad de Iquique y de toda la región.
Antecedentes Arquitectónicos
El alzado y cubierta del edificio se componen de madera y fierro galvanizado. La planta está compuesta de baldosas y es rectangular con un volumen de 23,80 x 9,20 m (3). El techado o la cubierta son a dos aguas y se sitúan de oriente a poniente. La fachada, de composición clásica es muy simple hasta llegar incluso a comunicar austeridad.
La característica más visible de la fachada es un frontón triangular que le remata. Se suman a estas características singulares; dos óculos abiertos en la zona superior del paramento, dos pilastras ornamentadas con estrías y geometrismos en las esquinas, y la puerta; cual está delimitada por dos batientes alojados en un vano en arco de medio punto.
La luz de los interiores de la composición proviene de los óculos y de ocho ventanas rectangulares, situadas en las partes más superiores de los paramentos del edificio. Tres en cada uno de los paramentos laterales y dos en el paramento posterior.
El interior desgarra al visitante gracias a un ábside bien iluminado. Quien pueda observar aún mejor, notará una pequeña escalera de caracol que da al coro en donde los fieles oran y cantan en las liturgias que tienen su eje en el altar cobijado por el ábside de la capilla.
Con respecto a la estructura de la glorieta; es de madera, con nervios y soportes de fierro galvanizado. La glorieta es una inusual manifestación arquitectónica para su época de factura y para nuestros días a razón de su rara planta octogonal de 2,40 m por lado, 5,80 m de ancho y 2.95 m de radio.
Cautiva la atención del visitante una linterna alojada sobre el eje y techumbre de toda la composición, que permite observar y significar a la glorieta como un edificio monumental, aunque su tamaño y estructura no lo sean.
No obstante, la linterna al parecer no solo fue colocada ahí para cautivar y seducir al visitante, pues también tiene una función bien determinada, esta es; permitir que la luz y el aire puedan entrar a los interiores del edificio y ofrecer así un ambiente apropiado para las labores quirúrgicas y de sanación.
La luz que entra por la linterna a los espacios interiores confluye con la luz que proviene de la puerta y las ventanas que se encuentran en cada uno de los ocho lados. Que haya ocho vanos más, además de los vanos de la linterna; permite especular y deducir que el objetivo primordial de la linterna no es la luz, si no el aire. El hecho de que es indispensable tratar la circulación del aire en un espacio en donde se trata con cuerpos humanos y enfermedades para lograr higiene refuerza esta hipótesis. Pero aun así, podemos decir que la linterna se desempeña como solución en ambos problemas arquitectónicos.
Autor de reseña; JP Townsend Sotomayor; Alumno en práctica de Historia del Arte; CMN. Febrero 2011.
(1) Y (2); Montandón Roberto y Pirotte Silvia; Dirección de arquitectura del Ministerio de Obras Públicas; Ministerio de educación y Consejo de monumentos Nacionales; "Monumentos nacionales de Chile, 225 fichas".;"; 2da Edición. Santiago de Chile. 1998. (3) "Capilla y glorieta hospital San Luis de Iquique"; Expediente monumento. CMN