Presentación
La Iglesia y Convento de San Francisco tienen su origen en la Ermita del Socorro, establecida para albergar la imagen de la Virgen de esta advocación, traída al país por el conquistador hispano, fundador de Santiago, Pedro de Valdivia. Esta imagen, tallada y policromada en Italia, fue muy venerada tanto por Valdivia como por sus compañeros, quienes atribuyeron a su intercesión el haber sobrevivido a los ataques de los indígenas. Su devoción mantuvo su fuerza durante la Colonia, y pervive hasta hoy.
En 1554, a cambio de doce solares frente al Cerro Santa Lucía, la Orden Franciscana adquirió la obligación de construir un templo que albergara a la imagen que resguardaba la Ermita. Los franciscanos se instalaron en el lugar donde actualmente está su iglesia y convento, y que por entonces correspondía al perímetro de la ciudad.
Los franciscanos construyeron un templo sencillo, de adobe, que fue destruido completamente por un temblor en 1583. Entonces, recurrieron tanto a los feligreses como al rey Felipe II, logrando obtener recursos para comenzar una nueva construcción. El trabajo de los indígenas, dirigido por frailes de la Orden, permitió consagrar el templo en 1618. Poco más tarde se construyeron los primeros claustros para los religiosos, que son los que existen actualmente. Posteriormente, durante el siglo XVIII, se amplió uno de los claustros, dotándolo de una enfermería, y se construyeron otros nuevos. Se instalaron varias pequeñas capillas laterales -ofrendas de particulares- en el interior del templo. Se construyó también un refectorio, y se plantaron huertos y jardines; el templo fue remozado continuamente y su alhajamiento fue delicadamente enriquecido por los religiosos, con ayuda de los fieles.
La construcción soportó en general los embates telúricos, pero las sucesivas torres con que se la coronó se desplomaron a consecuencia de los sismos de 1643 y de 1751. El templo sería coronado a mediados del siglo XIX por el arquitecto Fermín Vivaceta, a través de una torre cuyo diseño, netamente decimonónico, armoniza sorprendentemente bien con la construcción colonial, y aporta un elemento funcional: el reloj. En 1881 se agregó, sobre el presbiterio, una linterna que aporta luz a la nave.
El conjunto franciscano sufrió desmedros con la llegada del siglo XX. Estrecheces económicas de la Orden, y el crecimiento de la urbe, determinaron que los franciscanos se desprendieran de muchas de sus obras de arte y de buena parte de sus dominios, que se redujeron a la propiedad actual.
El templo originalmente era en planta de cruz, construida con grandes bloques de piedra. A fines del siglo XVIII se le erigieron en ladrillo naves laterales, perdiendo la forma de cruz y adquiriendo la rectangular que presenta actualmente. La estructura de la techumbre es de madera y las tejas de arcilla. El artesonado que decora la nave central es uno de los elementos más notables de la iglesia; es de estilo mudéjar y su construcción comenzó en 1615. También merece especial mención la puerta que comunica la sacristía con el claustro; en tres hojas que llenan 5 por 3 metros, es de madera de ciprés prolijamente tallada. Otra notable obra de ebanistería la constituye la sillería del coro, también de ciprés.
Los claustros tienen muros de adobe; la techumbre y la tabiquería del segundo piso son de madera, en tanto la arquería que enmarca los corredores exteriores -sostenida por macizas columnas toscanas, es de ladrillo. Los claustros albergan hasta hoy obras de arte de gran valor. Destacan entre ellas los 42 lienzos de la escuela cuzqueña que representan la vida de San Francisco, y que datan de la segunda mitad del siglo XVII. Actualmente funciona en estas dependencias el Museo Colonial, que es uno de los más valiosos del continente.
La Virgen del Socorro, quien fuera objeto de gran devoción durante toda la Colonia, está hasta hoy en el altar mayor de la Iglesia.
La Iglesia y el Convento de San Francisco es la construcción colonial más antigua de Chile. Hay en ella trabajo y creatividad de indígenas, mestizos y europeos; la obra, por otra parte, es tanto colonial como republicana. Su interior es un refugio para el transeúnte, que dentro de los claustros y del templo se abstrae del ajetreo urbano y toma estrecho contacto con una forma de vida recogida, reflexiva y espiritual.
Justificación del Valor Universal Excepcional
Criterios cumplidos:
La Iglesia y el Convento de San Francisco cumplen cabalmente con los criterios ii y iv para la inclusión de bienes culturales en la Lista del Patrimonio Mundial, tal como éstos son definidos en la Guía Operativa para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial.
Criterio ii
El conjunto, colonial en su esencia, recibió aportes arquitectónicos en distintas épocas, hasta el siglo XIX. La obra es hispánica en su concepción y mestiza en su ejecución; el aporte musulmán está excepcionalmente testimoniado en el artesonado, y el indígena en las obras de arte que alhajaron los inmuebles. El neoclasicismo republicano está corporizado en su sobria torre.
Criterio iv
Todo lo anteriormente señalado llevan a concluir que la Iglesia y el Convento de San Francisco de Santiago es un testimonio excepcional de la síntesis cultural que se dio en América a partir de la conquista española.
Garantías de autenticidad e integridad:
La iglesia y convento de San Francisco fueron construidos por etapas, y es posible apreciar aportes a lo largo del tiempo, parte de los cuales se efectuaban a raíz de embates de la naturaleza, particularmente terremotos. Su característica torre, neoclásica, es decimonónica; del siglo XVIII datan las naves laterales que terminaron con su forma de cruz, y del siglo XVII es su espectacular artesonado mudéjar. Las sucesivas intervenciones han enriquecido el significado del monumento.
El conjunto fue declarado monumento nacional en la categoría de monumento histórico por el Decreto Supremo Nº5058, del 6 de julio de 1951. Como tal, no puede ser objeto de intervenciones sin autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. Su adecuada conservación ha sido posible gracias al esfuerzo de la Orden Franciscana y al aporte de privados, que han colaborado con su restauración y con la mantención del Museo Colonial.
En 1968 se inició una profunda restauración de los inmuebles, la cual fue realizada por etapas. Uno de sus objetivos fue la habilitación del Museo Colonial en el primer piso del claustro. Además, se consolidó la torre, se reparó la cubierta, se dejó a la vista la piedra en el interior de la iglesia; se recuperó el frontis de acuerdo a lo construido a mediados del siglo XVIII -había sido remodelado a mediados del siglo XIX-.
Comparación con otras propiedades similares:
La iglesia y convento de San Francisco es la construcción colonial de más antigua data de Chile. Creemos que el valioso artesonado de sus cielos, y las valiosísimas obras de arte del barroco mestizo, la dotan de peculiaridad en relación al resto de las iglesias coloniales de la América Hispana. La serie de lienzos de la Vida de San Francisco es considerada una obra cumbre del arte mestizo hispanoamericano.