Capilla Los Perales

Esta Capilla está estrechamente vinculada con la historia de la Congregación de los Sagrados Corazones (Padres Franceses), quienes se establecieron en el Fundo Los Perales donde por décadas tuvieron su Casa de Formación, combinando las labores formativas con el trabajo agrícola y la producción de vinos. Las primeras edificaciones datan de 1859, donde destaca una capilla de un piso, de considerable altura y con hermosos ventanales que se abrían cerca del techo.
En 1890, Los Perales se convierte en Casa de Formación y en el año 1900 se construye la actual Capilla, en un sitio aledaño al convento. La nueva construcción es de estilo románico y fue levantada en base de ladrillo, vigas de roble y piedra caliza; columnas y arcos de medio punto dan forma a la nave central que corona un mural en su techo. Su construcción, pintura y los 16 altares que la adornan demoraron 8 años en estar terminados. La nueva Capilla fue inaugurada el 18 de septiembre del año 1900 y contó con la presencia del Presidente de la República Don Federico Errázuriz Echaurren.
El conjunto funcionó normalmente hasta 1965, año en que un terremoto destruyó por completo el convento y dejó con importantes daños estructurales a la Capilla, forzando su cierre.
Desde el punto de vista constructivo y arquitectónico, la Capilla de Los Perales se considera un ejemplo atípico de las construcciones religiosas rurales, puesto que sus dimensiones y sus ornamentaciones dan cuenta más bien de una Iglesia que de una capilla rural. En consideración a estas características, en el año 2008 el Ministerio de Educación la declara Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico, abarcando un área de protección de 1.511, 57 m2.
El terremoto de febrero del 2010 agudizó el mal estado del inmueble, lo que hizo necesario iniciar su proceso de restauración. En el año 2012, por medio del Ministerio de Obras Públicas y de la Subsecretaría de Desarrollo Regional se obtuvieron recursos a través del Programa Puesta en Valor del Patrimonio, realizándose una inversión de 505 millones de pesos destinados a su restauración. Se arregló la nave, se reforzó la estructura y se realizó un nuevo radier donde se instaló el piso de pino oregón. También se realizó un cuidado proceso de restauración del techo donde se rescataron las pinturas que lo cubren y se reconstruyeron los vitrales de los ventanales. Además el proyecto consideró convertir cerca de 500 metros del entorno en una plazoleta de áreas verdes y senderos.