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- Religioso / Ceremonial
La Catedral de Santiago fue el primer templo religioso que se fijó en el trazado original de la ciudad, después de que Pedro de Valdivia fundara la misma el 12 de febrero de 1541. Fue consagrada como Catedral luego de que el Papa Pío IV erigiera el Obispado de Santiago, en el año 1561. Fue localizada al poniente de la Plaza de Armas, en donde se encuentra hasta la actualidad. Sin embargo, de aquella primera rústica capilla no quedó nada después de que el alzamiento indígena del 11 de septiembre de 1541 acabara con el entonces incipiente poblado. Una suerte similar corrieron las distintas versiones de la iglesia que se levantaron posteriormente; pues acabaron siendo destruidas tanto por mano humana, como a merced de todo tipo de desastres naturales, entre los que se cuentan terremotos, incendios y desbordes del río Mapocho.
La construcción del templo actual se remonta al año 1745 cuando el Obispo González Marmolejo encomendó la obra al constructor Matías Vásquez de Acuña, en base a los planos trazados por los arquitectos Pedro Vogl y Juan Hagen. En este nuevo templo, proyectado a tres naves, fue cambiada la dirección original de la iglesia, cuyo frente quedó orientado hacia la plaza y no hacia el norte, como lo había dispuesto el primer trazado de Pedro de Valdivia. Así, las obras fueron comenzadas por la parte de atrás, que da hacia la calle Bandera, mientras el antiguo templo siguió funcionando en la parte delantera del predio. Pocos años después un incendio consumió la vieja iglesia, con lo que se precipitó la finalización de las obras de la nueva catedral. El trabajo fue asumido en 1780 por el arquitecto italiano Joaquín Toesca, quien rediseñó los planos de la parte ya construida, dirigió las obras del sector siniestrado, y proyectó las características que tendría la fachada de la Catedral, en estilo neoclásico. A su vez, el arquitecto trazó también los planos para la construcción del templo parroquial de El Sagrario, ubicado a un costado de la Catedral, y del Palacio Arzobispal. Pero Toesca murió sin ver finalizadas las obras, las cuales fueron concluidas por Eusebio Chelli. Con el objetivo de resguardar la construcción de los frecuentes movimientos telúricos, el proyecto original determinó que el edificio fuera fundado sobre mampostería de piedra y que se utilizara piedra de sillería para los muros perimetrales, pilares y arcos.
Luego, la dirección de Toesca decidió el uso de columnas, pilastras adosadas acanaladas, y frontones circulares para coronar las puertas de acceso, rematadas por arcos de medio punto. Por su parte, fue en la intervención de Eusebio Chelli en la que se unificaron las fachadas de la Catedral y del templo de El Sagrario. Ya en el año 1899, el arzobispo Mariano Casanova encargó a otro arquitecto italiano, Ignacio Cremonesi, la realización de labores de remozamiento de la Catedral y del templo de El Sagrario. Cremonesi, quien suscribía al estilo romano, agregó dos torres a la fachada de la Iglesia, utilizado acero y hormigón armado. Cubrió los muros de piedra desnuda con albañilería de cal y ladrillos, amplió las ventanas para instalar en ellas vitrales, y cubrió el artesonado de madera del interior del templo con una bóveda de cañón con imágenes bíblicas, que además adornó con molduras, cornisas y medallones. Los trabajos fueron entregados a poco del cumplimiento del primer centenario de la República, ostentando el aspecto que lucen hasta hoy. La catedral de Santiago fue declarada Monumento Histórico por Decreto Supremo N.º 5058, el 6 de julio de 1951. En años recientes se han efectuado en ella distintas intervenciones. En el año 2005 fueron remodelados el altar mayor y la cripta arzobispal, y luego del terremoto del año 2010, se decidió implementar una restauración completa del templo, iniciada en el año 2014 y finalizada durante el 2015. En ella, se recuperó la fachada y las piezas ornamentales, se renovó la iluminación, se instalaron miradores en ambas torres y se instalaron reforzamientos en acero y fibra de carbono, con el fin de dar mayor estabilidad al edificio.