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Iglesia y campanario del pueblo de Tarapacá

Otras denominaciones: 
Iglesia San Lorenzo de Tarapacá
Localización: 
Tarapacá, Tamarugal, Huara
Referencia Localización: 
Pueblo de Tarapacá
Categoría: 
Monumentos Históricos
Tipología: 
  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Religioso / Ceremonial

Conocida como Iglesia de San Lorenzo de Tarapacá, este antiguo templo fue construido en el año 1720 según consta en la inscripción existente en su puerta principal, en la hoy despoblada localidad de San Lorenzo de Tarapacá, ubicada a 177 km. de Iquique.

Su edificación se realizó luego de que se descubrieran en Tarapacá, por entonces parte del Virreinato del Perú, importantes yacimientos de plata, que dieron inicio al periodo más promisorio para la zona durante la época de la colonización y evangelización española.

Originalmente esta iglesia fue edificada como la mitad de lo que es en la actualidad, pues estaba conformada por una sola nave principal de forma rectangular y un campanario de 28 metros de altura. Es posible que la iglesia también tuviera dos sacristías, guardando la clásica disposición simétrica en forma de cruz; aunque sólo se conservaron restos de la sacristía noreste, no habiendo evidencia de la otra.

Cuando un sismo derrumbó la nave principal, uno de los muros que quedó en pie fue aprovechado para reproducir la iglesia a un costado del lugar en que se encontraba la original. Años después, en 1758, se redescubrió la antigua mina de plata de Huantajaya, a partir de cuyo auge económico fue posible reconstruir la nave original quedando una iglesia doble a la que, en la pared del centro, se le abrieron dos arcos que permitieran conectar ambas naves. Las obras de ampliación, atribuidas al minero Juan Basilio de la Fuente, se habrían iniciado en 1760 e incluyeron, además de la nueva nave paralela a la existente, un transepto, un presbisterio, una nueva sacristía, un velatorio y un campanario exento.

De este modo, la iglesia se convirtió en un templo atípico, al tener dos puertas, dos naves centrales y dos altares; a diferencia de la mayoría de las edificaciones de este tipo, que por lo general cuentan con un número impar de naves.

La ampliación fue construida en base a muros de adobe de 1,70 metros de espesor y un sistema estructurado de madera por el exterior. La techumbre, originalmente edificada a dos aguas, fue cambiada por una de mojinete a tres aguas, similar a las de otras construcciones de la época ubicadas en la zona. Su cubierta fue hecha de cañas y una capa de argamasa de tierra con paja. En el siglo XIX se le incorporó a la nave principal un cielo de tablas machihembradas.

Ya en el siglo XX, después de que la zona pasara a formar parte del territorio chileno, la Iglesia de Tarapacá sufrió numerosos siniestros, entre los que se pueden mencionar un incendio en 1955 que la dejó prácticamente en ruinas y los sismos de 1976 y 1987 que atentaron sobre su estructura.

En 1988 el Obispado de Iquique suscribió un convenio de cooperación con la Universidad de Antofagasta, a través del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Faculta de Educación y Ciencias Humanas, en virtud del cual se hizo un diagnóstico de la condición del monumento y un proyecto de restauración que abarcó la consolidación estructural, restauración de la capilla, techumbres y altares. Dicho proyecto fue elaborado por el conservador Eduardo Muñoz, la arquitecta Ana Verónica Godoy y el ingeniero civil Jorge Skorin y su ejecución estuvo sujeto a la recaudación de fondos por parte de los feligreses, por lo cual se ejecutó secuencialmente entre el año 1988 y el año 2003, cuando se realizaron los trabajos en el velatorio.

El año 2003, la comunidad y el obispado solicitaron autorización para la apertura de un vano que comunicara la nave principal con el transepto en vista de colocar allí la imagen de San Lorenzo, santo patrono de la iglesia de Tarapacá.

El terremoto del 13 de junio de 2005 provocó un colapso generalizado en el templo, el que se derrumbó casi en su totalidad, mientras que su campanario sufrió daños en el tambor superior. Se constató un comportamiento no colaborante entre las estructuras de adobe y aquellas de hormigón armado incorporadas en la última restauración. Sin embargo, las nuevas labores de reconstrucción también fueron realizadas en hormigón armado, a raíz de los riesgos que suponía realizarlas en adobe. Las obras fueron financiadas gracias al aporte realizado al Estado por parte de la minera Doña Inés de Collahuasi, por concepto de donaciones culturales.

La importancia de esta iglesia reside tanto en su valor histórico como cultural, pues cada año, el 10 de agosto, se reúnen a su haber miles de personas en una fiesta en la que, con bailes y procesiones, se rinde culto a San Lorenzo.

La iglesia de San Lorenzo de Tarapacá fue declarada Monumento Histórico el 6 de julio de 1951.

Decreto 5058 (1951)