- Inmueble
- Infraestructura
Donde mejor puede apreciarse la memoria tangible de las ciudades es en sus calles, pues constituyen un patrimonio que perdura en el tiempo y van reflejando la evolución del desarrollo urbano. Así, sus trazados fundacionales son claramente reconocibles, sin embargo, en sus superficies y en su entorno quedan las huellas de la historia. En 1872 el entonces Intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, en su libro La transformación de Santiago sugería la transformación del empedrado de las calles con adoquines para las calles centrales y de gran circulación y con piedra de río para las calles apartadas y trasversales de menor tráfico. La calle Antonio Ricaurte, que data desde 1911(también referida como Sucre-Ricantén), recogió esta disposición establecida por Vicuña Mackenna, al ser calle trasversal a Lira y de poco tráfico. Fue empredada con piedra de río, o Canto Rodado, una apropiada manera de construir las calzadas secundarias de la época, pues era un material firme y económico, permeable a las aguas lluvias y resistente a las distintas erosiones que sufren las calzadas urbanas. Este tipo de pavimento está hecho con piedras de río y es más rudimentario que el adoquinado, de superficie irregular, con piedras cuyos tamaños varían entre los 4 y 18 cms. y separadas entre ellas también por distancias variables. En este contexto, la calzada de la calle Antonio Ricaurte es la única dentro de la comuna de Santiago que mantiene, a la vista, el pavimento de Canto Rodado, presentando efectivamente una valiosa singularidad, pues ha soportado el paso del tiempo, manteniéndose sin alteraciones en su superficie, permitiendo apreciar el excelente trabajo de artesanos anónimos que hicieron posible que esta calzada se encuentre prácticamente intacta y que constituya parte de nuestro patrimonio cultural urbano. REFERENCIAS: Revista de Urbanismo N°14, Universidad de Chile, junio 2006. http://web.uchile.cl/vignette/revistaurbanismo/CDA/urb_simple/0,1310,SCI...