Back to top

Homenaje De los trabajadores Y Pueblo De Chile A los Caídos En Este Lugar

  • Imagen del monumento Homenaje De los trabajadores Y Pueblo De Chile A los Caídos En Este Lugar
  • Imagen del monumento Homenaje De los trabajadores Y Pueblo De Chile A los Caídos En Este Lugar
  • Imagen del monumento Homenaje De los trabajadores Y Pueblo De Chile A los Caídos En Este Lugar
Otras denominaciones: 
Homenaje A Los trabajadores Pampinos
Dedicado A: 
Trabajadores Pampinos
Localización: 
Tarapacá, Iquique, Iquique
Dirección: 
Costado Escuela Santra María
Referencia Localización: 
Costado Escuela Santra María
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Monolito
Mandante: 
CUTCH Fenet
Fecha de Inauguración: 
21/12/1957

Este monolito se emplaza en la esquina de las calles Amunátegui con Almirante Latorre, a un costado de la actual Escuela Domingo Santa María, hoy con la categoría Liceo Bicentenario de Excelencia. Levantado a petición de la entonces Central Única de Trabajadores de Chile, el monumento consiste en un monolito de cemento pintado de blanco sobre una base de rojo colonial, con tres placas de bronce: la mayor es el grabado de la figura de tres fornidos obreros del salitre con sus herramientas; la segunda señala su fecha de inauguración el 21 de diciembre de 1957, a cincuenta años de la matanza obrera; y la inferior fue colocada el 1 de mayo de 1993 por la CUT provincial, representando el homenaje de sindicatos y gremios a los mártires de 1907. La Escuela Domingo Santa María ha sido edificada tres veces. El primer edificio, donde ocurrió la masacre, fue destruido por un incendio en 1928. Entonces se levantó en concreto y fue reabierta como escuela en 1936. Sin embargo, sufrió importantes daños para el terremoto de Tarapacá de 2005, por lo que fue demolida en 2011. El actual edificio fue entregado en 2014 y se divide en el liceo de hombres Domingo Santa María y el liceo de niñas Javiera Carrera. Hacia 1907, las oficinas salitreras de la provincia de Tarapacá eran principalmente de capitales ingleses y, en menor cantidad, alemanes. En ellas, las condiciones de trabajo eran de explotación y abuso patronal: los trabajadores y sus familias vivían en pequeñas habitaciones en las mismas oficinasciudades; el pago por las extensas jornadas de extracción de mineral se efectuaba en fichas que sólo eran valor de cambio en las pulperías de la misma oficina; y por desobediencia a los reglamentos, los obreros eran sometidos a castigos, torturas y humillaciones de manera constante. En respuesta a este escenario se gestó la gran huelga de 1907, en la que participaron las familias obreras de decenas de oficinas salitreras, quienes bajaron hasta Iquique en diciembre de ese año.

Se sumaron los trabajadores del puerto, de ferrocarriles y diversos gremios, afectados por la devaluación del peso respecto de la libra esterlina, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo. La población peruana y boliviana en la región de Tarapacá representaba más del 30% del total, pero en el seno de la clase, si bien había distintas tendencias (ácratas, demócratas y mancomunales, principalmente), a todos los unía la reivindicación de sus derechos. La Escuela Domingo Santa María fue habilitada para la habitación temporal de los huelguistas, que seguían llegando por miles en caravanas desde múltiples oficinas salitreras. Desde Santiago, el ministro del interior Rafael Sotomayor –otrora auditor de guerra en 1879– envía a Iquique al intendente Carlos Eastman. El 16 de diciembre zarpa desde Valparaíso el crucero Zenteno, a bordo del cual va el intendente y el general Roberto Silva Renard junto a un importante contingente militar. Desde el gobierno, la orden es reprimir la huelga. Las fuentes más conservadoras hablan de 10 mil obreros en Iquique, caracterizados por su actitud pacífica, a pesar de los cinco regimientos desplegados para contener y reprimir. El día 19 arriba el Zenteno y desembarca Eastman con las tropas de Silva Renard. Las autoridades intentan negociar con los trabajadores con la condición de que regresen a sus faenas, cuestión a la que ciertamente se resisten. Al día siguiente, Eastman declara el estado de sitio. El 21 de diciembre de 1907, los trabajadores, concentrados en la Escuela Santa María y Plaza Montt, son rodeados por los regimientos con ametralladoras y encañonados por la artillería naval desde el puerto. Conminados a desalojar la escuela y abandonar la ciudad, que era en realidad un llamado a deponer la huelga, los obreros, desarmados pero decididos, rechazan la orden. A las 3 y media de la tarde comienza la masacre, cuando Silva Renard ordena abrir fuego de fusilería y ametralladoras sobre las familias trabajadoras. Alrededor de 3 mil seiscientas personas son asesinadas, en la mayor matanza obrera que recuerde nuestro país.