El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) aprobó por unanimidad la solicitud de declaratoria como Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico, del Hospital Agustín Edwards Ossandón de la comuna de Freirina, región de Atacama. En su sesión del 28 de junio, el Consejo acordó además solicitar al ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio la dictación del decreto respectivo, con el plano de límites asociado.
La solicitud de declaratoria fue presentada por el Municipio de Freirina, encabezado por el alcalde César Orellana, quien, acompañado por el seremi de las Culturas de Atacama, Guillermo Rojas, asistieron presencialmente a la sesión, celebrada en el Palacio Pereira y que fue presidida por la subsecretaria (S) del Patrimonio Cultural, María Paz Undurraga. “Estamos muy agradecidos de la decisión del Consejo, y la disposición a reconocer nuestro patrimonio, que es muy diverso y por el que seguiremos trabajando. Para nuestra comuna este es un día histórico, porque hemos tenido un discurso único al momento de restaurar y valorar el pasado histórico, no tan solo en la infraestructura, sino en actividades y eventos de la comunidad de Freirina. Nuestro desafío de hoy no es menor, porque la idea es que el hospital sea restaurado y que se convierta en un centro integral del adulto mayor”, dijo el alcalde Orellana al término de la sesión.
“Este es un hito muy relevante para la región de Atacama, no solo porque se trata de la primera declaratoria en democracia, sino para poder preservar y resguardar este edificio, sumando así un nuevo espacio patrimonial para Freirina y para toda la región de Atacama. El recinto se protegerá en su totalidad, tanto el cuerpo que está en uso actualmente como los antiguos pabellones, siempre en beneficio de sus vecinos, y acompañaremos al municipio en esta tarea”, aseguró el seremi Rojas.
El Hospital Agustín Edwards Ossandón, construido en 1867, recibió el nombre de su principal inversor, el empresario Agustín Edwards Ossandón. Su esposa, Juana Ross Edwards, se convirtió en mecenas del hospital. A partir de esa financiación, que contó con implementos traídos desde Europa, el hospital se transformó en uno de los recintos médicos más modernos de Chile en el siglo XIX, lo que fue una de las razones para que la localidad adquiriera la categoría de ciudad en 1874.
Es un vestigio material del notable esplendor de la minería en el Valle del Huasco durante el siglo XIX. Un fenómeno que contribuyó al sostenido poblamiento de la zona, lo que derivó en la necesidad de otorgar asistencia médica a la creciente población. Asimismo, el auge económico asociado a la extracción minera permitió la construcción y el financiamiento de un recinto de salud que destacó por sus instalaciones y equipamiento, los cuales fueron considerados modernos y vanguardistas para la época.
En términos arquitectónicos, el conjunto se inserta en una tipología hospitalaria que comparte elementos con otros recintos de este tipo a lo largo del país, como los hospitales del Salvador o San José, en Santiago; el de Angol, en Araucanía, o el de Pisagua, en Tarapacá. En particular, en el Hospital Agustín Edwards Ossandón dialoga la aplicación de preceptos asociados al higienismo, privilegiando la ventilación y el aislamiento de los espacios, con la utilización de técnicas y materiales del mundo rural del norte de Chile, como el sistema constructivo de quincha en base a madera, barro y churque.
El complejo cuenta con dos pabellones simétricos, destinados inicialmente para hombres y mujeres, con grandes ventanas para permitir la ventilación y situados sobre cimientos de mampostería de piedra con morteros de cal que sobresalen 50 cm del terreno natural, para aislar las habitaciones del suelo. Este sector se encuentra en un estado de deterioro avanzado, con el colapso y vaciado casi total de la techumbre y su estructura soportante.
Por el contrario, el tercer edificio del complejo, en forma de L, que actualmente funciona como bodegas y oficinas del Centro de Salud Familiar, presenta un buen estado de conservación, sin daño estructural ni patologías graves, aunque con algunas intervenciones como perforaciones en muros para canalizaciones eléctricas y telefónicas o cambio de puertas y ventanas originales.
