Con una emotiva ceremonia, que daba cuenta del respeto de la comunidad por su templo, este mediodía se inauguraron las obras de reparación que el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) realizó en la Iglesia de San Pedro de Atacama, un ícono patrimonial de la comuna que es conocido en todo el mundo y que constituye, además de un punto de encuentro, un emblema arquitectónico para la comuna.
En representación del CMN estuvieron presentes el secretario técnico, Erwin Brevis, los consejeros arqueólogos Alejandra Vidal y Mauricio Uribe, la alcaldesa (S) de San Pedro, Mariana Jerez, autoridades locales, representantes del Consejo de Pueblos Atacameños y la feligresía local. Todos ellos presenciaron la bendición de la iglesia, que hoy, por requerimiento de la propia comunidad, luce blanca y luminosa.
El secretario técnico del CMN explicó que las obras que se desarrollaron, y que alcanzaron una inversión de 75 millones de pesos, consistieron en la reparación de la techumbre, del muro perimetral, de los adobes que estaban deteriorados y la impermeabilización a base de cal, que junto con devolverle el color blanco, la protege de las precipitaciones estivales. “Estos trabajos se hicieron en acuerdo con la comunidad, tras un diálogo constructivo y fructífero. Estamos convencidos de que ese es el camino: no hay nadie que sepa y quiera más a su patrimonio que la comunidad que convive con él. Sólo con acuerdos lograremos el mejor resultado para la conservación y mantención del patrimonio en todo el país”, destacó.
Es justamente lo que más valoró la dirigenta de la comunidad de San Pedro, Ada Aramayo, quien integra el Comité Parroquial. “Esto es algo que estábamos anhelando, porque nos tenía muy preocupados que se dañaran los muros y la estructura por las lluvias. La reparación quedó muy bonita, la cal es protectora y además pudimos rescatar otros elementos que desconocíamos, como la vasija empotrada que era para el agua bendita y que hoy todos pueden ver. Estamos agradecidos del Consejo porque escucharon nuestras preocupaciones y las incorporaron en la restauración”, afirmó.
En la Secretaría Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales existe desde 2019 un área de Patrimonio en Riesgo, cuyo objetivo principal es la reducción del riesgo de desastres del patrimonio cultural mediante la gestión en las tres fases del ciclo del riesgo: prevención, respuesta y recuperación. Lo que se hizo aquí en la Iglesia de San Pedro, que data de 1745 y declarada Monumento Histórico en 1951, es justamente parte de la priorización de tareas definidas.
Al respecto, el consejero Uribe destacó la capacidad del Consejo de implementar acciones concretas, sobre todo en regiones y en lugares icónicos como San Pedro de Atacama. “Espacios que son tan queridos y reconocidos por la comunidad local, como es el caso de la iglesia, un referente para la comunidad que mantiene muchas de sus tradiciones entorno. El CMN debe estar atento a eso e intentar aportar. Y esto demuestra que los procesos son dinámicos: si bien hubo una restauración que dejó la iglesia en color tierra, hoy vuelve al blanco… eso implica adaptarnos a los requerimientos comunales y que el patrimonio se puede ir adaptando sin perder sus valores”, sostuvo.
La Iglesia de San Pedro de Atacama, una verdadera postal de los tesoros nacionales, es un ejemplo perfecto del estilo mestizo andino, que mezcló las técnicas locales con las que trajeron los españoles. Y eso dio origen a tal maravilla arquitectónica, que pese a los sismos y a las lluvias se mantiene en pie.
Educación para niños y adultos
Paralelamente, esta mañana más de 40 niños de tercero básico de la Escuela E-26 de San Pedro de Atacama, conocieron la historia de la iglesia, sus valores y el actual proceso de restauración con una visita guiada con las arquitectas del CMN de la región. Realizaron maquetas a pequeña escala de la iglesia, conociendo su sistema constructivo y materialidades.
A través de su Oficina Técnica Regional, el CMN desarrollará un taller con la comunidad con el propósito de dejar instaladas en sus manos las capacidades para la efectiva protección en el tiempo de este monumento (y de tantos que lo rodean). “No se trata sólo de realizar una obra de reparación. Queremos que las comunidades sean partícipes activas en su cuidado, y que cuenten con las herramientas para ello”, dijo el secretario técnico.
