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Expertos discuten sobre la intervención de zonas típicas afectadas por el terremoto

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Una recuperación participativa, sin pretender borrar las huellas de la catástrofe y de acuerdo a los valores patrimoniales de cada lugar, plantean las conclusiones de la Jornada de definición de criterios de intervención en Zonas Típicas afectadas por el terremoto del 27 de febrero: Desafío presente para la conservación, organizada por la Comisión de Arquitectura del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). "Es hora de ponernos de acuerdo y definir los criterios fundamentales para volver a poner en valor nuestros bienes patrimoniales afectados", señaló el Secretario Ejecutivo de Monumentos Nacionales, Óscar Acuña.

Viernes, 24 Septiembre, 2010

Una recuperación participativa, sin pretender borrar las huellas de la catástrofe y de acuerdo a los valores patrimoniales de cada lugar, plantean las conclusiones de la Jornada de definición de criterios de intervención en Zonas Típicas afectadas por el terremoto del 27 de febrero: Desafío presente para la conservación, organizada por la Comisión de Arquitectura del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

Expertos de las universidades de Chile y Central, el Colegio de Arquitectos, los ministerios de Obras Públicas, de la Vivienda y de Planificación y del propio CMN, analizaron la situación de veinte zonas típicas en las regiones de O'Higgins, El Maule y Biobío, representativas del 18 por ciento de los monumentos nacionales de esa categoría existentes en el país, las que resultaron con daños de consideración tras el terremoto.

Las zonas típicas o pintorescas están definidas como conjuntos inmuebles urbanos o rurales, de valor urbanístico, paisajístico y ambiental; algunas en el entorno de un monumento histórico. O sea, involucran a muchos propietarios y su sustentabilidad está ligada a la realidad social, económica y cultural de éstos, lo cual no puede soslayarse al momento de definir los criterios de intervención para recuperar o reconstruir tras el terremoto.

En dicho contexto, una de las primeras conclusiones de la jornada organizada por el CMN, fue la necesidad de contar con mayor información de diversa índole para las zonas típicas. Entre los requerimientos se encuentra la declaración retrospectiva de los valores patrimoniales, incluyendo los datos relativos a los inmuebles, su entorno físico, económico, cultural y las tendencias de desarrollo de estos lugares.

Se constató que la participación de distintos organismos públicos y privados en la evaluación de los daños luego del sismo, ofrece ahora una oportunidad de cooperación a fin de reunir y sistematizar todos los antecedentes recogidos y coordinar las acciones que correspondan. Ello permitirá además la preparación para enfrentar otras eventuales catástrofes a futuro, explicaron los organizadores de la jornada.

Aspectos relevantes
El análisis también puso el acento en necesidad de trabajar con la comunidad y en coordinación con el Ministerio de Vivienda respecto de la obtención de los subsidios y la recuperación patrimonial de las viviendas.

Sobre las huellas dejadas por el terremoto, hubo coincidencia en que no se trata de borrarlas, ya que ellas han pasado a ser parte de historia. En algunos casos los testimonios físicos de la catástrofe deberían pasar a ser parte del nuevo paisaje patrimonial, indicaron los expertos.

Ocurre algo similar con la materialidad de las construcciones afectadas. Alrededor del 75 por ciento de ellas eran de tierra cruda, adobe. Si bien existe consenso en que habría que mantener su tradición y que el adobe es un material noble y muy barato, se admite que es preciso introducir otros materiales para fortalecer las estructuras, actualizando la tecnología y rescatando los oficios tradicionales. "No se trata de levantar un falso histórico, sino de volver a poner en valor nuestra riqueza patrimonial afectada", advierte el Secretario Ejecutivo de Monumentos Nacionales, Óscar Acuña.