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A 125 km. de Iquique se encuentra la quebrada de Tiliviche, un pequeño flujo de agua que ha permitido por siglos el desarrollo agrícola en esta árida zona. Parte de su historia está asociada a La Hacienda de Tiviliche, perteneciente desde mediados del siglo XIX a empresarios ingleses vinculados a la explotación salitrera. Hoy en día únicamente quedan como vestigios de este periodo la casa patronal de la hacienda y un imponente cementerio.
Diferentes elementos llevaron a que se levantara en esta zona uno de los cementerios más importantes de la colonia inglesa del país. Primero que todo, existía una abundante población inglesa asentada entre Zapiga y Huara, de empresarios mineros que se concentraron en el lugar sobre todo posterior a la Guerra del Pacífico. Otro factor fue la lejanía del cementerio de Iquique, junto con la ausencia en la pampa de cementerios organizados. Frente a tal panorama, empresarios de la zona decidieron en 1876 fundar un cementerio propio, emplazado en la ladera norte del estero, sector caracterizado por la presencia de un número considerable de tamarugos.
El camposanto posee unos 3 mil metros cuadrados aproximadamente y está cercado por una reja de fierro forjado, sostenida por un pequeño muro de piedra. Su acceso principal está compuesto por una puerta cancela de reja metálica de dos hojas, sobre la cual se sostiene un arco de medio que indica British Cemetery. Algunas sepulturas están rodeadas por rejas, mientras que la mayoría cuenta con sencillas cruces de fierro, piedra y madera. Producto del clima desértico, al igual que otros cementerios del norte las flores y otros ornamentos están fabricados en papel y metal.
Dentro de los nichos destacan algunas lápidas de mármol esculpidas en Europa, junto a esculturas del mismo material, pertenecientes a reconocidos personajes de la historia de la pampa. Algunos personajes destacados son James T. Humberstone, padre de la industria salitrera o Henry North, sobrino del rey del salitre.
Actualmente contiene alrededor de 120 sepulcros, principalmente de ingleses y otros europeos en la época de apogeo del salitre. Se registra como fecha del último entierro el año 1974. Dos años después, al cumplir cien años este recinto fue declarado Monumento Histórico.
Decreto 582 (1976)